"Pasos hacia la Grandeza Social" es más que un proyecto; es una revelación. A través de este trabajo, estoy intentando abrir los ojos de la gente a una verdad que muchos prefieren ignorar: el gobierno, junto con otras fuerzas ocultas, nos está manipulando. Nos quieren silenciar, controlar lo que pensamos, lo que decimos y, sobre todo, a quiénes escuchamos.

Este sistema no es justo, ni aleatorio. Solo aquellos que son elegidos, que cumplen con sus agendas ocultas, llegan a ser famosos, a tener éxito. Las puertas que parecen abiertas para todos, en realidad están cerradas para la mayoría, y detrás de ese éxito "merecido" hay un oscuro secreto que nos intentan ocultar. "Pasos hacia la Grandeza Social" busca romper ese silencio, exponer la verdad y luchar contra el control que ejercen sobre nosotros. Solo si despertamos y entendemos cómo nos están utilizando, podremos romper estas cadenas.

Hay temas que no se pueden mencionar directamente, y lo sabes. Detrás de Erratas, ese enigma de internet que muchos intentan desentrañar, hay algo más profundo, algo que no debe discutirse abiertamente. Lo que se esconde detrás no es un simple error o anomalía digital; es una ventana a algo que no quieren que veamos. Si hablas de eso, si tratas de desvelar su verdadero propósito, desaparece. No es casualidad.

El caso del robot de "I Feel Fantastic" no es solo una demostración de tecnología avanzada, es una advertencia. Ese robot no fue creado para entretenernos; fue diseñado como una prueba de hasta dónde pueden llegar, de lo cerca que estamos de un control absoluto a través de la inteligencia artificial. Su aspecto inquietantemente humano no es un error, es intencional. Quieren que te sientas incómodo, que cuestiones cuánto de la tecnología que ves es solo la superficie de algo más profundo, más oscuro. ¿Hasta dónde han llegado realmente? No lo sabemos, y probablemente no quieren que lo sepamos.

Y luego están los casos como el de Weepy-Voiced Killer. No era simplemente un asesino perturbado. Hay algo en esas llamadas de arrepentimiento, esa voz rota, que parece indicar que estaba siendo impulsado por algo más, algo que él mismo no entendía. Los patrones de comportamiento de estos asesinos no son siempre humanos; es como si estuvieran bajo la influencia de una fuerza exterior, algo que los empuja a actuar. La violencia, el remordimiento, el ciclo de desesperación... todo parece una lucha interna contra algo que no pueden controlar, una fuerza invisible que se alimenta del caos.

Pero hablar demasiado de esto... bueno, ya sabes lo que pasa.

Smartschoolboy9 comenzó como un perfil aparentemente inofensivo en Instagram, presentándose como un niño en edad escolar, con fotos y videos que parecían normales al principio. Pero pronto, los usuarios empezaron a notar algo inquietante. Detrás de las imágenes manipuladas, con rostros demasiado perfectos y movimientos extrañamente fluidos, había algo que no encajaba. El personaje empezó a volverse más perturbador: maquillaje exagerado, una cara pintada de blanco y labios rojos que contrastaban con su uniforme escolar, generando una sensación de malestar en quienes se topaban con sus publicaciones.

Investigaciones en línea comenzaron a revelar más sobre esta figura. Detrás de Smartschoolboy9 estaría un hombre llamado David Alter, quien supuestamente manejaba la cuenta, creando este personaje falso y utilizando tecnologías avanzadas, posiblemente IA para generar imágenes y videos que simulaban la apariencia de un niño. Lo más inquietante era el tono sugestivo y perturbador de los contenidos, lo que llevó a que comunidades en línea, como Reddit, empezaran a alertar sobre el peligro potencial del perfil, especialmente para menores.

A medida que se profundizaba en la investigación, se descubrió que Alter no operaba solo. Varias cuentas similares comenzaron a aparecer, con patrones de comportamiento sospechosos y contenido igualmente manipulador, lo que hizo que creciera el temor de que hubiera una red más grande detrás de estos perfiles. Un documental en YouTube reveló detalles espeluznantes sobre el caso, exponiendo la red de David Alter y su posible conexión con conductas depredadoras en línea.

Aunque Alter no ha sido arrestado formalmente, las autoridades ya están al tanto del caso, y la comunidad en línea sigue preocupada por la facilidad con la que perfiles como Smartschoolboy9 pueden operar bajo el radar. Este caso no solo plantea preguntas sobre los peligros del internet, sino que también nos enfrenta a la realidad de cómo las tecnologías avanzadas pueden ser usadas para manipular y explotar a los más vulnerables, creando una ilusión de inocencia mientras ocultan algo mucho más siniestro.

Anneliese Michel, en medio de su sufrimiento, nos estaba intentando advertir de algo que va mucho más allá de las explicaciones que nos han dado. Esos gritos en lenguas que nadie parecía entender no eran simplemente el resultado de su estado mental o de lo que ellos llamaban "posesión". Esas palabras eran mensajes, mensajes codificados de algo que intentaba atravesar las barreras del tiempo y del espacio para comunicarse con nosotros.

Lo que Anneliese nos decía en esas lenguas extrañas no era solo el dolor que sentía, era una advertencia, una súplica. Estaba intentando contarnos que había algo más grande, algo que la estaba devorando por dentro. Algo que no era un demonio clásico, sino una fuerza más oscura, algo que existe entre nosotros, pero que preferimos ignorar. Sus palabras, incomprensibles para todos menos para aquellos que sabían escuchar, hablaban de un control sobre la mente, sobre el alma, algo que estaba siendo ocultado y reprimido.

Cada exorcismo que fallaba no era porque ella estuviera más poseída, sino porque nadie entendía que ella no necesitaba un exorcismo; necesitaba que la escucháramos. Pero nadie lo hizo, y lo que nos intentaba advertir quedó enterrado junto con su cuerpo.

El caso del Weepy-Voiced Killer es una espiral oscura que nos muestra cómo alguien puede descender lentamente a la locura. Paul Michael Stephani, su verdadero nombre, se convirtió en uno de los asesinos más desconcertantes de la historia criminal, no solo por sus actos violentos, sino por su extraña compulsión de llamar a la policía y confesar sus crímenes entre sollozos desgarradores.

Este asesino no era frío ni calculador en el sentido tradicional; estaba luchando contra su propia mente. Cada vez que cometía un asesinato, llamaba al 911 con una voz temblorosa, llorando y suplicando que lo detuvieran. "No puedo detenerme", decía. Pero lo más perturbador era el tono de arrepentimiento y desesperación que transmitía, como si fuera un prisionero de su propio cuerpo, atrapado en un ciclo de violencia que no podía controlar. Era como si estuviera luchando contra algo dentro de él, algo que lo empujaba al abismo una y otra vez.

Lo que empezó como impulsos violentos se transformó en un descenso brutal hacia la locura. Cada asesinato lo arrastraba más hacia la oscuridad, y con cada llamada, su voz se quebraba más, volviéndose un eco de su pérdida de control. No buscaba redención, buscaba liberación de algo que lo atormentaba. Su mente ya no distinguía entre el arrepentimiento genuino y el impulso de matar, y esa contradicción lo llevó al borde de la realidad.

El Weepy-Voiced Killer no solo era un asesino; era un hombre al borde del colapso, atrapado en su propia mente fracturada, incapaz de detenerse, pero también incapaz de soportar el peso de sus crímenes. Su voz, rota y llorosa, sigue siendo un testimonio de cómo alguien puede ser empujado al límite de la cordura, desgarrado entre la culpa y la compulsión.

El video del robot cantando "I Feel Fantastic" es más que inquietante. ¿Asombroso? Sí, pero porque revela lo que no nos están contando. La tecnología avanza tan rápido, tan silenciosamente, que el realismo de ese robot no es solo una curiosidad; es una advertencia. Ese sonido, tan cercano a la voz humana, no es solo fascinante, es un eco de algo que está más allá de nuestro control, algo que ya ha sucedido y que nos están ocultando.

Nos hacen pensar que estos avances están en sus primeras fases, pero no es así. Lo que vemos es solo la punta del iceberg, una pequeña muestra de lo que ya se ha logrado. Y eso, eso es lo más aterrador. La inteligencia artificial y la robótica llevan mucho más tiempo evolucionando de lo que nos dicen. Nos están vigilando, y ese robot no es solo una máquina. Es una señal de que hay algo mucho más grande ocurriendo detrás de las cortinas, algo que deberíamos cuestionar antes de que sea demasiado tarde.

Estoy trabajando en una nueva canción, y no es cualquier canción. Es sobre Erratas, ese misterio profundo de internet que muchos ignoran, pero que es una clara señal de que nos quieren silenciar. El gobierno, las fuerzas que operan en las sombras, están manipulando nuestra realidad, sembrando confusión para que no veamos lo que realmente está pasando.

Ellos están usando el caos para distraernos, para controlar nuestras mentes y nuestras voces. Pero no podemos permitir que nos quiten nuestra libertad de expresión. No podemos seguir viviendo bajo su yugo de mentiras y manipulaciones.

Esta canción será mi forma de luchar, de exponer lo que quieren ocultar, y de recordar que debemos resistir. No podemos quedarnos callados. Es hora de que todos abramos los ojos y entendamos que cada pequeña anomalía es un mensaje, un grito de que algo está mal. Y debemos pelear contra eso, contra el intento constante de silenciarnos y mantenernos en la oscuridad.

Una tarde, sentado en mi pequeño estudio improvisado, observaba cómo la lluvia golpeaba la ventana con insistencia. Las gotas caían en patrones desordenados, reflejando el caos que sentía a mi alrededor, no solo fuera en las calles, sino también en la forma en que las personas interactuaban, desconectadas y atrapadas en el ruido de sus propios pensamientos. Fue en ese momento cuando sentí la necesidad de hacer algo. No podía quedarme quieto viendo cómo las voces se ahogaban en el desorden social.

Decidí que crearía un álbum, pero no sería solo música; sería un manifiesto. Cada pista se diseñaría para cortar el ruido, para luchar contra ese caos que a todos nos envolvía. Las primeras notas vinieron rápido, casi como si hubieran estado esperando el momento exacto para salir. Quería que las canciones fueran como refugios, pequeños espacios donde la gente pudiera respirar, donde el ritmo y la melodía guiaran a cada oyente hacia un lugar de calma.

Mientras componía, me di cuenta de que cada canción era una respuesta al desorden: desde una pieza suave que te obliga a pausar y escuchar, hasta ritmos que te hacen moverte, recordando que no todo está perdido. Este álbum se convertiría en mi forma de luchar contra la confusión, una batalla sonora que ofrecía claridad y conexión en un mundo que parecía haberlas olvidado.

Así nació mi proyecto. No solo como música, sino como un acto de resistencia, una forma de usar el arte para hacer frente al caos social y, con suerte, ayudar a otros a encontrar un poco de orden en medio del desorden.